jueves, 27 de enero de 2011

LA TARDE ERA TRANQUILA


- ¿Puedes hacer que la gente disfrute con el sonido de dos hojas cayendo?
- Si, claro
- A ver


Sintió como en su estomago se arremolinaba algo caliente y después de un suspiro empezó:

La tarde era tranquila. Un color violeta decoraba el reflejo en las ventanas, las nubes eran como visitantes de última hora que traían sus ropajes alborotados. En el parque hacía buen rato que las voces de parvulario habían desaparecido y ahora una brisa conversaba con los árboles y sólo el rumor de sus diálogos se escuchaba en este espacio. De pronto un altercado interrumpió la calma vespertina y resulto que el Cielo anunciaba, con arrogancia, que no había mejor espectáculo que el que él ofrecía. En lo que el Viento no estaba de acuerdo y le salió al frente con argumentos:

Por mi la vida se hace evidente al hacer que lo que toco se mueva de su lugar y sorprenda a quien vea mi trabajo. A través de mí las aves presentan el mejor de los bailes y puedo tener mil voces a la vez: a veces aguda, como una aguja de oro, y otras, grave, como la voz de un ogro de cuentos – acabo el caballero del eterno soplido.

Mis colores nadie los puede clasificar y las joyas más preciadas del mundo ya quisieran tener mis tonos, cálidos unas e intensos otras. Soy el telón de los amaneceres más soñados y de aquellas noches encantadas por las estrellas – dijo a su turno el señor de extensos celestes matinales.

Sólo con un suspiro tuyo Viento, dos de mis hojas pueden iniciar el más corto y eterno cortejo, teniendo como fondo un anaranjado encendido o el cariz plomizo más enamorado tuyo Cielo, para que, antes de acabar en el suelo, testimonien de su pasión en un último beso – musito un árbol.

La tarde era tranquila…

miércoles, 26 de enero de 2011

MONTAÑA RUSA


1.-

El arañón en el brazo le quemaba. Dos surcos acababan el ardiente recorrido rosado en su muñeca derecha. Un amago de lágrima se detuvo por la rabia del robo.
Mierda!! – gruño – mezclando su reclamo con el aire frío de la tarde. Lo peor del hurto era que por asociación de sentimientos inequívocos, en ese momento, justo ahí, sintió como esa otra rabia, o tal vez odio, o tal vez despecho, se volvía a levantar como una serpiente oscura dispuesta a seguir envenenando sus entrañas…

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2.-

Te miro a través de mi ventana
sucia,
mujer de cachivaches y polvo
tu amo no te alumbra
tus hijos te limpian
hay un manto desagarrado sobre ti
y te extiendes en silencio sobre
la tierra

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3.-

Supongo que la espectacularidad
De un sol de siempre
No se verá opacada por una
Pequeña tristeza
Supongo que los pájaros
No dejarán de darnos envidia
Porque un alma
Dejo de volar