
La fuerza de sus ganas
sólo se compara con el paso detenido
de un río en creciente
es como si el más incontenible remolino
naciera del fondo de sus entrañas
demoliendo toda seña de razón,
es la bestia roja y ciega
que posee su cuerpo
jadeante y primitiva
y que enloquecida
brama sin descanso, hambrienta
anunciando su luna llena
esperando dar inicio a su batalla de honor
pues sólo eso le dara sentido
a su origen y ser,
si, su potente reclamo es un reto
para ese otro animal
y de esta manera, si responde, salvajes
enfrascarse en la lucha más sublime
que ha podido conocerse,
aquella lid carnicera
que sólo busca
la pequeña muerte.
(*El título es una frase de Nabokov)