
Aquí bajo la tierra de los indígenas; que hoy parece un enorme crustáceo de concreto con espíritus perdidos con almas vagas, con aires contaminados que empiezan desde los corazones; así se dibuja desde el aire Washington.
Lleno de recuerdos que lloran en cada esquina, lleno de guerras sin solución y con gritos que se cuelgan en los monumentos, como queriendo salir de los muros para ser libres. Lleno de ríos falsos para adornar la grandeza del corazón americano, y en ningún momento vi un homenaje a los dueños de estas tierras que yacen sus lágrimas estampadas en el polvo.
Para ellos no hay reliquias y aguas espumeando en el aire, para ellos sólo hay un polvo que se esconde debajo de lo que es Estados Unidos, así es este país que ahora es un pedazo del mundo. La confusión que jamás una persona quiso ver, los presagios de un viejo Marshall que no quería que vean televisión sus nietos. Este pedazo de mundo donde todas las personas hacen algo para sobrevivir, este manantial hecho de diversos sabores y que a veces no quiero beber.
Tengo miedo no puedo negarlo, mi corazón parece una enorme catarata de dolores y tristezas y nadie parece comprenderlo. Aquí estoy sometido al régimen de la vida, y allá afuera parece una cacería de personas en busca de algo que no entiendo: una sobrevivencia para decirle a la vida que estuvieron aquí
Tengo miedo de entrar y no salir de aquí, no quiero ser un pedazo de carne que transita alimentándose cada domingo de salchichas humeantes en la parte trasera de la casa, ni tampoco el sudoroso hombre que se cae trabajando hasta los domingos, la mayoría llego aquí saliendo de algo. Yo vine aquí por amor, pero es algo que no entiende este sistema que termina por destruirlo.
Y sin embargo aquí estoy como una esponja de lágrimas mirando el mundo por mi ventana, sin las fuerzas para salir allá afuera y decirle al mundo quién soy, y que la tristeza muchas veces se me transforma en confusión y soledad, y que no puedo hacer nada, solo es mi espíritu confundido por el olor a ciudad cuando yo sólo olía el olor a montañas.
No entiendo porque me siento así. En el sur hay un grito que busca el norte y sin embargo no sé como empezar en este mundo confuso lleno de aislamiento y tristeza. Espero que Dios y el espíritu de mi madre me acompañen en este caminar. Un día regresare a donde el Señor me lleve a ya no sobrevivir sino a ayudar a vivir a mas personas que no están a mi lado, no sólo mi familia, sino las personas que están mas lejos, los olvidados, aquellos por los cuales aun no soy capaz de dar todas mis fuerzas para salir de aquí.
Lleno de recuerdos que lloran en cada esquina, lleno de guerras sin solución y con gritos que se cuelgan en los monumentos, como queriendo salir de los muros para ser libres. Lleno de ríos falsos para adornar la grandeza del corazón americano, y en ningún momento vi un homenaje a los dueños de estas tierras que yacen sus lágrimas estampadas en el polvo.
Para ellos no hay reliquias y aguas espumeando en el aire, para ellos sólo hay un polvo que se esconde debajo de lo que es Estados Unidos, así es este país que ahora es un pedazo del mundo. La confusión que jamás una persona quiso ver, los presagios de un viejo Marshall que no quería que vean televisión sus nietos. Este pedazo de mundo donde todas las personas hacen algo para sobrevivir, este manantial hecho de diversos sabores y que a veces no quiero beber.
Tengo miedo no puedo negarlo, mi corazón parece una enorme catarata de dolores y tristezas y nadie parece comprenderlo. Aquí estoy sometido al régimen de la vida, y allá afuera parece una cacería de personas en busca de algo que no entiendo: una sobrevivencia para decirle a la vida que estuvieron aquí
Tengo miedo de entrar y no salir de aquí, no quiero ser un pedazo de carne que transita alimentándose cada domingo de salchichas humeantes en la parte trasera de la casa, ni tampoco el sudoroso hombre que se cae trabajando hasta los domingos, la mayoría llego aquí saliendo de algo. Yo vine aquí por amor, pero es algo que no entiende este sistema que termina por destruirlo.
Y sin embargo aquí estoy como una esponja de lágrimas mirando el mundo por mi ventana, sin las fuerzas para salir allá afuera y decirle al mundo quién soy, y que la tristeza muchas veces se me transforma en confusión y soledad, y que no puedo hacer nada, solo es mi espíritu confundido por el olor a ciudad cuando yo sólo olía el olor a montañas.
No entiendo porque me siento así. En el sur hay un grito que busca el norte y sin embargo no sé como empezar en este mundo confuso lleno de aislamiento y tristeza. Espero que Dios y el espíritu de mi madre me acompañen en este caminar. Un día regresare a donde el Señor me lleve a ya no sobrevivir sino a ayudar a vivir a mas personas que no están a mi lado, no sólo mi familia, sino las personas que están mas lejos, los olvidados, aquellos por los cuales aun no soy capaz de dar todas mis fuerzas para salir de aquí.
(Esta es una colaboración de Xavier Bure, desde EE. UU. , hace poco se fue, hace mucho que es mi hermano)
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