jueves, 30 de diciembre de 2010

EN LA VEREDA DE LA NOCHE


Sombras extraviadas que rozan

esos millones de puntos,

las sirenas que mezclan su canto

con el viento

y los animan a continuar,

cadáveres de madera

eterno rumor en vaivén

la oscuridad y sus murallas,

y llegan a pisar

aquellos árboles muertos

que les permiten enfriar su nostalgia

en la vereda de la noche.

sábado, 25 de diciembre de 2010

CORAZÓN DE DURAZNO

Las imágenes que se van sucediendo están barnizadas de un clima de melancolía constante, si quiero recordarla. Un rostro observado desde abajo, tardes grises, sollozos ahogados.

Pequeña niña, de mirada extrañada, traviesa chiquilla de rodillas siempre heridas, creciendo entre almas verdes y suspiros de nube. Larga cabellera ondulada que hoy extrañas, como extrañas jugar con tus hermanos y escaparte al cine con ellos sin que mamá se entere.

Linda estudiante de colegio católico que no rezaba en la formación porque asistía a la iglesia los sábados. Practicante de madre que atendía a sus hermanos menores. Te pasabas el tiempo deshojando días creyendo que la lluvia eran las lágrimas de ángeles berrinchudos que querían bajar a jugar a la tierra.

Para ti el amor llego un día del mar, así como él, impetuoso. Dejaste el arco iris y los relámpagos silentes por ir tras esa promesa de para siempre. Y empezaste a construir tu nuevo mundo con manos asustadas y tu poco más de 20 años.

Tus días se llenaron con tres voces que dependían de tu calor. Te olvidaste de tus sueños para empezar a fabricar los de ellos. Dejaste de lado tus sonrisas para hacerles cosquillas en el corazón y así, tal vez, nunca te olvidarían.

Estos tres visitantes, que crecieron bajo tus alas de paloma, guardan pequeños baúles de besos y soplidos en los raspones, ahora cuando les toca ser grandes. Unos de tus últimos regalos fue algo tan sencillo y bello, como sencillo y bello es tu corazón de durazno.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LA PRINCESA Y EL SAPO

Había una vez una linda princesa de reflejos castaños en su cabellera y mirada de mañana soleada, asi de hermosa ella era. La princesa le regalo sus besos a un sapo creyendo que era un caballero verdadero, sin embargo aquí empieza este relato lastimero.
La damisela cerró los oídos a las advertencias de sus amigos: "Tiene alma de perro" le decían y ella enamorada continuaba en su yerro. Los días se perseguían decorando el vacío con cielos de mariposas y gotitas de rocío.
Pero un buen día llegó en que la bruja del cuento apareció y por el chat del facebook le habló. Le dijo: "No seas tontuela, él sigue conmigo, vente que te lo demostraré". La princesa no creía tamaña artimaña, a cuento de despecho le parecía este hecho.
La duda en su corazón ya estaba sembrada asi que con un nudo en la garganta salio apurada. Al encuentro iba de la hechicera, que seguro le contaría las cosas a su manera. Sin embargo grande iba a ser la decepción luego de una llamada que le destrozó el corazón.
Al sapo llamarían por celular para comprobar que la mentira inundaba su cantar. "¿Por qué no me dijiste que seguías con ella?", le inquirió la bruja refirindosé a la bella. Un silencio de desierto mantuvo el momento incierto. "Ella esta aquí conmigo y ha escuchado todo", dijo la bruja, a quien mejor le vamos cambiado de apodo.
Porque tan bruja no era la otra mujer, y es que en la trampa del sapo también llego a caer. Que llevaban cinco años de relación, imaginénse que tal notición!! El sapo intento defenderse gritandole mentirosa por el celular pero ante las evidencias la princesa sentía su alma llorar.
"Mañana vamos a su trabajo a enfrentarlo!" le propuso a la princesa, pero cómo hacer eso? si no quería ni mirarlo. Llegó a palacio sin decir palabra, deseaba, para que se la coma, que la tierra se abra. No quería llorar aunque a veces le ganaba y de su espiritu dolido el llanto emanaba.

No pudo dormir esa madrugada, "nunca me quiso" pensaba. Ahora de este terrible daño la princesa se recupera y que no le vuelva a pasar "por favor" espera. Le agradece a la bruja, su "hermana" en el dolor, haberla librado de este despreciable señor.
La princesa siempre será princesa y el sapo jamás dejará de ser sapo. Esta historia no tiene un final feliz, de la vida real tiene el matiz.