viernes, 12 de junio de 2009

YA NO QUIERO MÁS HEROÉS

Es lunes de mañana y con el recuerdo fresco de las terribles imágenes de lo que paso en Bagua, Heydi, la otra reportera de Parada Norte, me pregunta si se puede justificar tanto ensañamiento con los policías que fueron muertos de manera tan insana y cruel.

Ella buscaba otra versión en mi, puesto que yo nací en Amazonas, en su capital para ser exactos, Chachapoyas; y en ese instante caí en la cuenta de que no sabía nada de aquellos aguarunas de los que tanto se ha hablado en estos días. Ni una costumbre, ni una comida típica, ni una palabra de su idioma,nada, no sé nada de ellos.

Y entonces mi respuesta tomó el rumbo de la explicación que le escuche a Santiago Manuin, el líder amazónico que dieron por muerto. Manuin refería que el nativo vive por su tierra, que no tiene otra pertenencia más valiosa que sus bosques y ríos. Y por ahi se podría entender una reacción tan fuerte cuando sienten que se les va a quitar lo único que tienen. Pero dije entender, no justificar.

Porque nunca habrá razón para poder decir que la muerte de un ser humano se justifica. Los muertos de ambos bandos (qué triste usar está palabra) dejan por igual a madres sumidas en un dolor sin fondo, a hijos sin los abrazos de su padres, y esposas cuyas lágrimas podrían llenar esos ríos de la selva.

En la región Amazonas(todavía encuentro personas que piensan que me refiero al río del mismo nombre) las ciudades como Chachapoyas y Bagua viven realidades completamente distintas a lo que hemos podido ver en la televisión de los aguarunas y demás tribus. A lo que me refiero es que estando dentro del mismo territorio si tu pones juntos a un aguaruna, un bagüino y un chachapoyano pues desde la ropa hasta la forma de hablar es muy distinta.

Ver a una madre aguaruna desgarrandose en su dialecto, llorando sobre la tumba de su hijo, preguntándole a nadie si para eso lo había criado, para que muera asi; ver eso es devastador. Sus manos se mezclaban con la tierra quizá queriendo unirse al destino fatal de aquel al que vio nacer y ahora veía morir. El dolor,este dolor por la muerte es universal y aquí no importa que vivas en un departamento citadino o en una choza en la selva.

Pero en verdad una de las cosas que más indignación me causo son las ceremoniosas caras de ministros y congresistas anunciando que tenemos nuevos heroés nacionales con los policías caídos en está masacre. Disculpen ah pero : Qué tal concha!!

Y es que yo no me imagino a los familiares de los que fallecieron recibiendo, con el pecho henchido de orgullo, las felicitaciones y los objetos personales de sus seres amados y contentándose porque el gobierno hará algún busto en honor a ese policía muerto o tal vez le pondrán su nombre a alguna calle o a algún asentamiento humano.

¿Por qué todo esto nos hace recordar esa horrorosa imagen del policía que murió mientras ayudaba a su amigo herido en Pómac? ¿Por qué los mandaron a morir? La sangre de nuestros hermanos policías y de nuestros hermanos aguarunas se derramó sin ningún sentido, porque a nuestros impresentables padrastros del hemiciclo recién se les dió la gana de debatir la ley que origino todo esto.

Por eso, yo ya no quiero más heroés

miércoles, 10 de junio de 2009

ES - TRAGOS DE RON

Era un poco tarde y conectado al messenger, esa noche iba a ser un "lector- confesor " muy agradecido por la graciosa casualidad en torno a una botella de ron.

El primer cuadro, me lo pintó una chica de 25 años. Ella es bisexual y mientras conversabamos , una chata del licor mencionado la acompañaba en un rato de despecho, de esos del músculo latente. Los tragos eran en honor a un tipo del cual no supe mucho, sólo que algo había pasado entre ellos hace un tiempo y ameritaba sendos sorbos del rubio líquido.

Sabía por los mensajes de su ventana de conversación que Flavia escuchaba canciones cómplices en su sesión de desamor. Le sugerí algunas de las mías. Le gustaron. Me baje una de Sabina de las que ella oía:"Y sin embargo".

Me sorprendió con eso de que le gustaba tomar ron puro, que era más rico y que podía aguantar sin miramientos un par de botellas de la quemante bebida. Ta qué brava!- pensé.

Luego, mientras la primera protagonista se ausentaba un toque, se conecto Mexita y me empezó a contar la tragedia que le había ocurrido ese día en su colegio. Y es que a la graciosa mozuela no se le había ocurrido mejor idea que festejar el cumpleaños de una de sus mejores amigas que libando, con ella y una compañera más, una botella de Cabo Blanco.

El chiste no hubiera pasado de ahí, si no fuera porque las descubrieron en el baño dedicadas a su subrepticia celebración. Qué bonito, qué bonito! a lo Huckleberry Hound, jajajaja!! Pero luego vendría lo feíto porque las niñas serían expulsadas del centro de estudios y bueno lo que pasa es que ya estamos a medio año escolar.

Después de unos días encontre a Flavia y le pregunte un poco más por sus razones de esa noche con el pequeño recipiente de Pomalca. La frase que resumía todo era una "roneada nostálgica", por este patita que fue su pareja y con el cual termino porque no quería enamorarse de él.

Ahora el forateado ya tenía novia y ella estuvo con una chica de menos edad. Como dijo la brava del ron "la de con ésta te olvido". Ahora con él son patas, "sólo patas".

A Mexita la aceptaron otra vez en su colegio.

martes, 9 de junio de 2009

GABO: MANIÁTICO DIVINO

El niño y su mundo
Ha sido muy placentero haber digitado “Gabriel García Márquez” en la barra de un buscador de vídeos y encontrar al autor colombiano en varias entrevistas, aunque sea recortadas (te alabamos YouTube). Así lo escuchamos sentenciando que es difícil que haya una línea en alguno de sus libros que no tenga su origen en la infancia.
Esos primeros ocho años de su vida en los que su abuela y su madre se encargarían de sembrar en la cabeza de “Gabito” toda suerte de cuentos y personajes que más adelante le servirían de cantera para ofrecernos sus aurelianos, josé arcadios, eréndiras y mamá grandes.

Refiriéndose a su niñez el nobel confiesa: “…no recuerdo esa época ni como la de un niño feliz, ni la de un niño infeliz, sino como alguien que tenía una vida propia, un mundo propio dentro del cual vivía”.

Conociendo el hielo
Cuando leí las primeras páginas de “Cien años...” fue como si de pronto también hubiera descubierto el hielo. Una novela original en su lenguaje e historia (verdades de Perogrullo no?) tan distinta a las demás obras, pocas en realidad, que ya había leído.
Los ojos se me abrían asombrados al descubrir a cada personaje, cada cual más suculento que el anterior, por lo cual decidí devorar ese libro, en el menor tiempo posible, sin temor al empacho.
Y es que Gabo, ese Melquíades literario, fue para el mundo en junio de 1967, aquel gitano bienaventurado de oportunísima visita a nuestra literatura latinoamericana que con su relato de los Buendía logró encontrar el centro de su obra toda, que ya había iniciado hace buen tiempo con su cuento La tercera Resignación en 1947.

Novela mala
Gabo afirma que el día que descubrió que lo único que realmente le gustaba hacer era contar historias, se propuso hacer todo lo necesario para satisfacer ese deseo. “Me dije: esto es lo mío, nada ni nadie me obligará a dedicarme a otra cosa”. Afortunadas palabras. En otro momento declararía: “Padezco la bendita manía de contar”.
Ahora estamos con el escritor en México en esos días donde se encerraba hasta dieciséis horas seguidas en su escritorio que él llamaba “la cueva de la mafia”, armando el rompecabezas de “Cien Años…” El claustro voluntario era para proteger al feto y garantizar que se desarrolle como lo concibió. Y tal era su perfeccionismo que si cometía un error en la máquina de escribir descartaba toda la página y volvía a hacerla, según le contó al crítico peruano José Miguel Oviedo.
Cuando por fin logró enviarla a la Editorial Sudamericana, previo empeño de una licuadora, una paciente e irónica Mercedes Barcha, su esposa, soltó la siguiente frase: “Ahora sólo falta que la hijueputa novela sea mala”. Todos sabemos que no fue así. Que hasta ha sido traducida al esperanto, aquel idioma inventado, con el título Cent jaroj da soleco.


Lectura sin fin
El pasado 5 de junio del 2008, día en que se cumplieron los 40 años de publicación de la obra, se inició una lectura continua y en voz alta en la Biblioteca Nacional de Bogotá, donde las personas que se inscriben leen de manera sucesiva tres páginas de “Cien Años de Soledad”.
Para celebrar este acontecimiento, que coincide con los 80 años de Gabo, también se ha impreso una edición de aniversario promovida por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española que Alfaguara ofrece a los internautas a 9.75 €.
Es un buen momento entonces para volver a esas páginas, o hacerlo por primera vez, y disfrutar de la historia de la estirpe de los Buendía, a no ser que como en Macondo también tengamos esa rara enfermedad por la cual nos hayamos olvidado como leer.

LA REINA DE LOS DESAMPARADOS

La coronaron el domingo, por la tarde, por decisión unánime. La alegría en esos momentos trató de ganarle algunos gestos a esas caras condenadas a reflejar sólo angustia.

Cuando aceptó atendernos al día siguiente, íbamos con la firme decisión de no incomodarla con preguntas embarazosas o comentarios fuera de lugar.Sus ojos pequeños, el gesto serio en la boca,sus cabellos blancos, la espalda en paréntesis.

Conversamos y podemos notar ese alargamiento agudo que le pone al final de cada frase, con ese acento tan suyo. De pronto suelta un nombre que no es de por acá: San Bernardo; y con una lágrima delgada recuerda a Marcelo, su hermano, todo un caballero nos dice, no ponemos en duda sus palabras dada su alta embestidura.

Pregunta por su corona, qué por qué no la tiene, la hemos guardado le responden. Ah! esta bien entonces, dice mientras voltea la cabeza y fija la mirada en un punto lejano. La tarde es tranquila. Sólo se escucha el murmullo de nuestras voces en el pasadizo largo.

Nos advierten que se ha acabado el tiempo de nuestra visita, es hora que la soberana se retire a descansar.Hasta vernos...frase lenta y distinta con que se despide la reina. Hasta vernos...repito y siento una aguja fría en la garganta.

...No sé qué es más triste: no querer estar en un lugar o no recordar cómo es que se llegó.

El anhelo de poder regresar a su tierra se mezcla con los pocos recuerdos que el alzheimer le alquila por algún tiempo más.

Rosa es una de las cien almas con pena del asilo San José de Chiclayo.Rosa fue elegida reina de la casa por sus compañeros de melancolía. Rosa Lira es chilena.

jueves, 4 de junio de 2009

REALITY LUNCH


Hoy me tocó almorzar por el centro. Entre a un reducido lugar por Izaga. Lo que parecía iba a ser una simple y aburrida comida solitaria se convirtió en un inesperado reality.

Llega una pareja y se sientan frente a mi. Siguen con la conversación ya iniciada en la calle y piden dos gaseosas personales. Ella, de cuerpo rollizo y cabello pintado, parece molesta y le increpa algo al pata de unos 45 años, quien le pide que baje la voz y no haga una escena alli.


Los dos están incomódos, pero por momentos, en su discusión, olvidan que los están viendo y cuando lo recuerdan voltean la mirada al mismo tiempo, culpables. Luego de un rato de reclamos asolapados, de una billetera negra y desgastada, él sacó un billete de 50 soles e hizo el ademán de entregárselo. La mujer lo miro indignada y el papel rectangular quedo en la mesa, cerca de ella.

De pronto el hombre hizo una mueca de fastidio, pagó y salieron. En la vereda casi no se despidieron, el tío se fue por la izquierda y cuando habían dado un par de pasos la mujer volteo diciendo “¿Cuándo te llamo?”. No hubo respuesta. En ese momento la vi tan sola, tan vulnerable. Volteo a mirarme y en sus ojos la cólera se mezclaba con pena y desengaño. Se fue por la derecha.

El segundo caso de este reality lunch (qué guachafo puede llegar a ser uno) se inició con la llegada de un niño gordito y risueño con la camisa escolar sudada y fuera del pantalón. Tras él llegaron sus papás y su hermana menor de similar contextura. Los señores escogieron la mesa a mis espaldas, quedando sus hijos frente a mí. Pidieron el menú (que por cierto estaba horrible: sopa de chochoca con ají de gallina como que no va).

Cuando en eso la niña se para y va hacia donde papá y mamá pidiendo algo entre dientes y lo único que recibió fue un jalón de regreso y dos pellizcos en el brazo que hasta yo los sentí.

Escuche la voz del padre reclamando que no era el lugar pero mucho caso no recibió. “Ya estoy harta de que no estes quieta” se justificó la madre. La pequeña ya reincorporada en su silla, comenzó con un llanto silencioso de ojos rojos y labios hacia abajo. Su hermano, frente a ella, bajo la cabeza. La niña se dio cuenta que yo la observaba atento, tal vez demasiado. Se quedó mirándome con lágrimas contenidas aún, como pidiéndome auxilio.

En ese momento repare en el sonido del televisor que tras de mi contaba la novela mexicana de las 2p.m. Sin embargo en todo ese rato tuve dos capítulos en la pantalla de la realidad. Pague y salí.

miércoles, 3 de junio de 2009

MICHAEL JACKSON CON IVÁN CRUZ


Según mi madre,(supongo que podemos confiar en esta fuente no ?), mis primeros pasos de baile los di frente a un tornamesa National, cuando sonaba un LP del entonces idolatrado Michael Jackson. Avanzaron los años y pues como todos, en realidad, pensaba que el reinado del niño prodigio de The Jackson Five iba a durar bastante rato.

Otro de mis recuerdos de antáño(carajo, en unos días cumplo 29) eran esas reuniones de los cinco hijos varones de mi abuela(The Bravo Five??), entre ellos mi papá, donde literalmente se agarraban a botellazo limpio y digo limpio, porque doy fe de que las botellas quedaban sin pisca de licor.Y avivando su relajo familiar sonaba en la misma tornamesa la voz lastimera de Iván Cruz.

Hace unos días me anime a ver unos videos del ensombrecido rey del pop. Cuando uno lo veía bailar, pensaba cuan genial podía llegar a ser un sólo hombre que dejaba, al borde no, sino en el delirio mismo, a sus millones de fanáticos que compraban sus millones de discos en todo el planeta.

Me friega el humor fácil, por eso me llegaba cuando cada vez que decía mi nombre el remate siempre era el mismo: "A ya Iván, Iván Cruz". Pero bueno tomándolo por el lado amable, ya más grandecito me vacilaba la idea de tener el mismo nombre de este ídolo de cantinas. Luego uno ya ni caso le hace a la bromita esa.

Las noticias del cambio de color del dueño de Nerverland pues sólo daban pena y uno decía : "pobrecito, pobre pata", pero cuando vino la acusación de pedofilia y el escándalo mediático fue imparable e implacable, vino la decepción y la frase cambió por: "se me cayo..." .

De pronto un día sale Iván Cruz en uno de esos programas del mediodía, muy acicaladito, mirando fijo a la cámara y diciendo que ya no tiene sentido cantar más esas canciones que lo hicieron famoso y popular porque ahora el es un hijo del Señor...que tal hijo de su madre. Me dejo lelo y con esa expresión condoritoresca en la cara de "exijo una explicación".

¿Por qué? (bueno, si hasta un álbum de figuritas sacaron con esta pregunta) , pero en verdad, a veces a uno le gustaría saber el por qué de las cosas: ¿por qué? si este tío podía, literalmente, nadar en un piscina de dólares en su rancho de la ilusión, ¿por qué la cago con este escándalo de pedofilia?. ¿Por qué ? si la música del hermano Iván, era infaltable en cuánta decepción amorosa se presentara y por eso mismo sus canciones son himnos a la desesperanza y el desamor sazonado con cualquier trago a la mano ¿por qué se convirtió al evangelio?.

Y es que de pronto uno se imagina que, libremente, cada persona tiene su papel en esta escena inacabable de la vida. Por eso digo: Michael Jackson por qué te volviste malo. Iván Cruz por que te volviste bueno.